domingo, 10 de febrero de 2008
|PARTIDO FINAL|
Los egipcios alcanzan la gloria
La Copa Africana de Naciones llegaba a su fin. Los últimos contendientes, egipcios y cameruneses, se iban a medir en un partido con muchos atractivos. El primero empezaba en la meta donde los dos guardametas mejor valorados en esta competición, el españolista Kameni y el egipcio Hadari, iban a emplearse a fondo por mantener ese prestigio conseguido.
En la delantera se veían las caras el crack del Barcelona y máximo goleador de la competición, Samuel Etoo, con Mohamed Zidan, delantero del Hamburgo alemán y líder del combinado egipcio.
Los egipcios alcanzan la gloria
Gracias a su victoria, los faraones se proclaman dominadores de África por sexta veces
La Copa Africana de Naciones llegaba a su fin. Los últimos contendientes, egipcios y cameruneses, se iban a medir en un partido con muchos atractivos. El primero empezaba en la meta donde los dos guardametas mejor valorados en esta competición, el españolista Kameni y el egipcio Hadari, iban a emplearse a fondo por mantener ese prestigio conseguido.En la delantera se veían las caras el crack del Barcelona y máximo goleador de la competición, Samuel Etoo, con Mohamed Zidan, delantero del Hamburgo alemán y líder del combinado egipcio.
Ambas selecciones ya se enfrentaron en su primer partido del campeonato, correspondiente a la primera jornada del grupo C, con la clara victoria egipcia por 4-2. Los faraones han dado muestras de su gran nivel futbolístico que les llevó a ganar la copa en su última edición (2006), y se han erigido como el claro favorito para la victoria final. Por su parte, los leones indomables empezaron con derrota y a pesar de llegar a la final su juego no ha estado a la altura de las expectativas.
El partido arrancó a las 18.00 horas en el estadio Ohene Djan de Ghana. Los egipcios pronto se hicieron con el control del partido, y sus ocasiones se sucedían. En el minuto 6 lo intentaba Hosni, en el 12 Aboutrika, y en el 18 Kameni volvía a salvar a su equipo. El portero camerunés fue la estrella de su equipo durante la primera mitad desbaratando todas las opciones de los faraones. Los leones se habían convertido en unos simples gatitos, animales sagrados en el antiguo Egipto, y no eran capaz de crear sensación de peligro. El descanso llegó en el 48 y dejó un partido entretenido, con los musulmanes en los mandos del partido pero el marcador abierto.
La segunda parte comenzó con el ataque de Camerún, pero pronto se volvió a la dinámica del primer tiempo. Kameni volvió a demostrar sus habilidades y salvó a su equipo en dos acciones sucesivas, en el 50´ y en el 53´. En el minuto 60 fue el palo quien salvó los muebles a la selección de Etoo y los egipcios cada vez se mostraban más peligrosos, asediando la meta rival. Cuando los leones indomables parecían reponerse de la superioridad rival, e intentaban lanzarse al ataque, llegó el mazazo que a la postre sería definitivo. El capitán de Camerún, Rigobert Song, perdía un balón en defensa. Zidan, muy hábil, supo aprovechar el error, recuperó el balón y se lo sirvió en bandeja para que Aboutrika hiciese el primer gol del partido. Corría el minuto 76 y Egipto rozaba la copa. Camerún intentó el empate, aunque la única jugada de peligro acabó con una gran parada del portero Hadari (min.84).
Con el pitido final llegaron los contrastes: los egipcios celebraban la victoria con gran efusión mientras que los de Camerún rompían en lágrimas. Kameni tendido en el césped mientras Hadari se subía a la portería.
Egipto gana su sexta corona africana, el equipo más laureado en esta competición. Sin grandes jugadores (salvo Zidan, el resto de “estrellas” egipcias juegan en la liga local) los faraones han sido merecidos vencedores del campeonato, desplegando el mejor juego en este torneo. Los egipcios, que procesan la religión musulmana, se han sabido ganar el favor de su dios y han conseguido un sitio en el paraíso.
Daniel Álvarez | Laguna de Duero
El partido arrancó a las 18.00 horas en el estadio Ohene Djan de Ghana. Los egipcios pronto se hicieron con el control del partido, y sus ocasiones se sucedían. En el minuto 6 lo intentaba Hosni, en el 12 Aboutrika, y en el 18 Kameni volvía a salvar a su equipo. El portero camerunés fue la estrella de su equipo durante la primera mitad desbaratando todas las opciones de los faraones. Los leones se habían convertido en unos simples gatitos, animales sagrados en el antiguo Egipto, y no eran capaz de crear sensación de peligro. El descanso llegó en el 48 y dejó un partido entretenido, con los musulmanes en los mandos del partido pero el marcador abierto.
La segunda parte comenzó con el ataque de Camerún, pero pronto se volvió a la dinámica del primer tiempo. Kameni volvió a demostrar sus habilidades y salvó a su equipo en dos acciones sucesivas, en el 50´ y en el 53´. En el minuto 60 fue el palo quien salvó los muebles a la selección de Etoo y los egipcios cada vez se mostraban más peligrosos, asediando la meta rival. Cuando los leones indomables parecían reponerse de la superioridad rival, e intentaban lanzarse al ataque, llegó el mazazo que a la postre sería definitivo. El capitán de Camerún, Rigobert Song, perdía un balón en defensa. Zidan, muy hábil, supo aprovechar el error, recuperó el balón y se lo sirvió en bandeja para que Aboutrika hiciese el primer gol del partido. Corría el minuto 76 y Egipto rozaba la copa. Camerún intentó el empate, aunque la única jugada de peligro acabó con una gran parada del portero Hadari (min.84).Con el pitido final llegaron los contrastes: los egipcios celebraban la victoria con gran efusión mientras que los de Camerún rompían en lágrimas. Kameni tendido en el césped mientras Hadari se subía a la portería.
Egipto gana su sexta corona africana, el equipo más laureado en esta competición. Sin grandes jugadores (salvo Zidan, el resto de “estrellas” egipcias juegan en la liga local) los faraones han sido merecidos vencedores del campeonato, desplegando el mejor juego en este torneo. Los egipcios, que procesan la religión musulmana, se han sabido ganar el favor de su dios y han conseguido un sitio en el paraíso.
Daniel Álvarez | Laguna de Duero
